Infección

El miedo a la infección, a la contaminación, al contagio es uno de los miedos primigenios: vive en la raíz de la naturaleza humana y responde a una de las trampas más insidiosas de la Naturaleza. Es el miedo al enemigo invisible, incomprensible: enfermedad que se transmite de un enfermo a otro, espíritu maligno que trabaja en la oscuridad de las células; la peste, el cólera, la gripe, la horrenda lepra, vistas a lo largo del tiempo como maldiciones de un Dios cruel, o de varios dioses crueles, venganzas del más allá. Todos los animales compartimos el miedo al monstruo, y el monstruo es el depredador cuando sale a cazarnos o surge de la emboscadura. Para aprender el miedo al depredador microscópico hay que tener una cultura basada en el lenguaje y así es posible comunicar dentro del grupo la amenaza que ha de ser descubierta mediante indicios y relaciones nunca tan claras como la relación entre la zarpa y la muerte. Entonces entra en juego la imaginación mítica y poética: lo que no se puede explicar da lugar a la explicación religiosa y mágica a través de la cual el sueño contamina el orden de la vigilia y las conexiones entre significados se convierten en creencia. Por la red cultural se transmiten las maldiciones bíblicas y las plagas interpretadas como la cólera de Dios, el poder de los brujos y los malos espíritus, la contagiosa sed de los vampiros y las asechanzas del mal que intercambia corrupción moral y corrupción física en una perfecta metáfora. Cuando se llega al conocimiento del mundo microscópico y la técnica lo hace visible a nuestros ojos, el mundo invisible de los espíritus y las emociones encarnadas retrocede pero no se da por vencido. Habrá siempre quien elija ciegamente la creencia y el dogma como sustituto de la razón. La influencia decisiva de la razón y la ciencia, en todo caso, no es obstáculo para que ese otro territorio oculto siga vivo en la mente: allí es real y, sobre todo, verdadero. Allí se llena de mensajes y figuras, teje visiones, narraciones, advertencias para que conozcamos el mundo a través de las leyes del Sueño. Pero de todas formas, quien sabe qué relaciones guardan los diferentes órdenes de la realidad allí donde no rigen las leyes del Día y las cadenas del fanatismo son ineficaces.

Origen: Museo de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III

Published by Mary Wolfhouse

Writer and freelance journalist. Mary Wolfhouse is a pen name and also an Internet avatar.

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