Calima / Haze

Desde ayer toda la península ibérica está cubierta por una calima roja. Yo vivo en una ciudad junto al mar Cantábrico. Aquí el cielo está hecho (al menos ahora) de niebla y arena. Ayer por la noche llovió barro. Las aceras de la ciudad tienen un tono naranja, como de óxido. A veces se secan y se vuelven polvorientas. Es un polvo áspero, como una costra. El cielo también ha tenido (discontinuamente) un color anaranjado. Otras veces es de un gris verdoso y semeja la panza de un animal muy grande y muy tenue que flotara ahí arriba. Esto no es el cielo. El cielo está cubierto. Anochece prematuramente y ha empezado a llover. No importa que esa manta, esa panza, esa cúpula tenga color de humo; la lluvia dejará otra vez un sedimento rojo en las calles. Entonces siento que no es polvo del Sáhara, sino sangre seca que el viento trae de Ucrania. Sangre en polvo de un pueblo torturado. De los muertos, los dañados, los heridos, los sacrificados.

All the Iberian peninsula is covered by a reddish haze since yesterday. I live in a city by the Cantabrian sea and right now the sky is made of sand and mist. Last night it rained mud. Paths and roads exhibit an orange hue, like rust. When they dry up they become dusty. It’s a coarse, crusty dust. Also, the sky has been tainted now and then by that alien orange substance. Other times it looks like the belly of a huge, tenuous animal floating up there. This is not the sky. The sky is cloaked. Dusk comes too early and it’s started raining again. No matter if that cover, that belly, that dome has the colour of smoke; the rain will leave behind the same red sediment on the streets. Then I feel this isn’t dust from the Sahara, but dried blood the wind carries all the way from Ukraine. Blood powder from a tortured people. From the dead, the hurt, the wounded, the sacrificed.